Ésta vez, toca hacer una crítica social y jurídica a la Igualdad. El tema de la igualdad en México no se limita al ámbito legal, sino que está estrechamente ligado al social y al político. Etimológicamente, igualdad proviene del latín aequalitas y la Real Academia Española en su diccionario la define como la “Conformidad de una cosa con otra en naturaleza, forma, calidad o cantidad o la correspondencia y proporción que resulta de muchas partes que uniformemente componen un todo”. No obstante, existen diferentes tipos o clases de igualdad, tales como la igualdad social, la igualdad de los hombres ante la ley e igualdad de oportunidades por decir algunos.

El artículo 1o. de la Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos consagra que todo individuo goza de las garantías que la misma otorga, no pudiéndose restringir ni suspender, sino en los casos y condiciones que establece.

Prohíbe la esclavitud y de paso otorga la libertad y protección a los extranjeros que entraren en territorio nacional. Impide cualquier tipo de discriminación de origen étnico o nacional, género, edad, discapacidad, condición social, condiciones de salud, religión, opiniones, preferencias, estado civil o cualquiera que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.

El artículo 2 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos expone:

La Nación tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas que son aquellos que descienden de poblaciones que habitaban en el territorio actual del país al iniciarse la colonización y que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas.

 

En éste sentido, los indígenas, a pesar de representar una minoría en el grueso de la población, fueron reconocidos (en sus derechos) luego de las gestiones promovidas por el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional y a diversas facciones políticas del Congreso de la Unión; ambos, hicieron posible éste artículo.

 

Partiendo de lo anterior, la ley suprema protege en sí, la igualdad de oportunidades, misma que se traduce en igualdad social, en varios sentidos, y prohíbe la discriminación, atentado contra la igualdad entre humanos.

Pero… ¿es en sí México un país en donde impera la igualdad?... ¿Dónde juzgar a un político sea lo mismo que a un campesino, un indígena o obrero? ¿Dónde se respete el derecho al trabajo y un salario digno y equitativo de la mujer? ¿Dónde existan condiciones de salud y sociales, ya no digamos igualitarias, sino simplemente, semejantes? ¿Dónde los empresarios paguen el mismo porcentaje de impuestos que un hombre de clase media?

No hablamos entonces, de un país donde todos se resignen a ganar la misma cantidad sino solamente uno en donde se tengan condiciones dignas de salud, de educación y de vida.

El 12 de mayo de 2006 el diario El Universal dio a conocer que la Organización de las Naciones Unidas urgió a los sectores empresarial, político y gubernamental de nuestro país a impulsar un proceso de diálogo antes de las elecciones del 2 de julio (ya para entonces muy polarizadas) para que así el país pudiera cumplir con su agenda de desarrollo pues alertó que existían situaciones preocupantes en los rubros de salud, desigualdad y medio ambiente, señalados por esta misma organización como focos rojos debido al atraso que presentaban.

Y es que en el sexenio del autor de la frase “Hay que cambiar de jinete pero no de caballo” los pobres aumentaron de 79.2 a 85 millones de personas de 2000 a 2004 según el Método de Medición Integrada de la Pobreza (MMIP) de diversos catedráticos de la UNAM, encabezados por Julio Boltvinik Kalinka.

Hoy, “Haiga llegado como haiga llegado” Calderón, en 2009, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) estimó alrededor de 20 millones de pobres extremos y unos 60 millones en total. Además, entre 2007 y 2008, los pobres de patrimonio crecieron de 42,6% a 47,4% y los que no tenían ni para comer de 13,8% a 18,2%. Datos, sin embargo, arrojados con anterioridad a la Crisis financiera en México de 2008.

Clases sociales: Igualdad o Desigualdad social

La respuesta es simple: desigualdad, y no sólo en México, sino que es una constante global. En el mundo industrializado existen cuatro tipos de clases sociales: la clase alta; la clase media, la clase trabajadora y las subclases.

La desigualdad social ha sido una constante histórica que a lo largo de los años que se ha pronunciado luego de la división del trabajo con las sociedades pastoras y agricultoras. Parece que a medida que esta división crece, se genera cada vez más y más dependencia, haciéndose la distribución de las riquezas cada vez más pronunciadas.

Es inevitable pensar que existiendo tanta pobreza la riqueza esté concentrada en un porcentaje mínimo de la población encabezada muchas veces por individuos que viven en el anonimato y que se han perpetuado en su poder económico por vía de la herencia o de las grandes empresas.

Éste fenómeno, implica una disparidad en diferentes factores como el patrimonio, poder y la renta. A pesar de que Karl Marx definió a las clases sociales en función de la propiedad o no sobre los medios de producción, hoy por hoy, los sociólogos creen que factores como el tipo de profesión, la renta y el patrimonio como importantes para ubicar a la persona en la escala de estratificación.

La desigualdad social se refiere a una situación socioeconómica, no necesariamente jurídica. Esto se refleja en el caso de los ricos, cuando reciben un trato mejor o preferencial por tener dinero, que los pobres que no tienen los mismos recursos. La acción de dar un trato diferente a personas entre las que existen desigualdades sociales, se llama discriminación. Esta discriminación puede ser positiva o negativa, según vaya en beneficio o perjuicio de un determinado grupo.

Según la escala de John Harry Goldthorpe, un sociólogo británico, los trabajadores se agrupan en tres categorías principales que se dividen en varios subgrupos. Su escala es la siguiente: La clase de servicios compuestos por profesionales y trabajadores administrativos. La clase intermedia que se compone de empleados no manuales que tienen trabajos relativamente rutinarios. La clase trabajadora donde están los trabajadores manuales cualificados, los semicualificados y los no cualificados.

Si bien la mayoría de las personas considera que las características adscriptivas, tales como el género, la raza, etnia etc. no son importantes actualmente para determinar la posición en la estratificación social, esta ha sido una constante histórica pues aunque ha disminuido no ha dejado de existir. Factores como la edad, la raza y etnicidad y el género han marcado diferencias entre los factores que influyen en la pobreza de los individuos.

La propuesta de Runciman distribuye la población en seis niveles: la clase alta-alta, clase alta, clase media-alta, clase media, clase-media-baja, clase trabajadora cualificada, clase trabajadora no cualificada y las subclases.

La clase alta-alta representa el porcentaje más pequeño de la población y es generalmente su riqueza es producto de un patrimonio que se ha trasmitido por herencia de generación en generación mientras que la clase alta o también llamada de “nuevos ricos” es muchas veces producto de sus ingresos profesionales. México, en éste último caso, no se queda atrás, recientemente el empresario mexicano Carlos Slim fue señalado por ser el hombre más rico del mundo según la revista estadounidense Fortune, que cifra su fortuna en 59 mil millones de dólares.

En este sentido, es ofensivo e injusto económicamente que en medio de un país inmerso en tanta desigualdad social, alta marginación y pobreza, Carlos Slim sea el hombre más rico del mundo. Uno de los factores por los cuales Slim, presidente del Grupo Carso, se ha convertido en el mayor magnate en el mundo, es gracias a los altos índices de evasión fiscal que el gobierno mexicano permite a los grandes empresarios.

Es irónico, y hasta ciertos momentos, delirante, que el más rico del mundo sea mexicano, ya que México representa un paraíso fiscal para empresarios como el dueño del mayor monopolio de las telecomunicaciones en el mundo, Telmex, cedido por el expresidente Carlos Salinas de Gortari a Slim cuando se intentó deshacer de las paraestatales.  La tarea de gobierno, por constitución, es distribuir la riqueza a través de una política fiscal responsable; a pesar de esto, evidentemente existe un trato preferencial a los ricos, que son, en su mayoría, grandes evasores fiscales.  

Las clases medias forman la gran parte de la población mundial, en  ella se pueden ver individuos con ingresos cercanos a la clase alta y a la clase trabajadora. La clase trabajadora tiene rentas menores a la media, por lo que su renta es insegura y muy vulnerable a los factores económicos, a pesar de ello existe una clase inferior a ella conocida como las subclases, mismas que viven al margen del mercado y estructuras sociales, es decir, los niños de la calle, los vagabundos y otros.

La desigualdad genera en ciertos sentidos la movilidad social, que es un fenómeno característico de las sociedades industriales y consiste en desplazamientos que efectúan los individuos, las familias, o los grupos dentro de un determinado sistema socioeconómico. Para la doctrina, existen dos tipos de movilidad social: la ascendente y descendente. La ascendente corresponde actividades como conseguir una licenciatura, un mejor trabajo o un hogar mientras que la descendente seria dejar los estudios y perder el trabajo. La movilidad social intrageneracional se refiere a cambios en la posición social que ocurren dentro del ciclo vital de una persona.

Un ejemplo de éste, se ejemplifica a la perfección luego de la reforma al artículo 27 en 1994 con motivo del TLC, cambios que afectaban la tenencia de la tierra. Debido a que no existía asistencia técnica, económica o estímulos a la pequeña propiedad, los campesinos se vieron obligados a vender a los grandes terratenientes sus tierras, provocando un fenómeno de emigración del campesinado a la ciudad, que al no encontrar trabajo, se ve inmerso en la necesidad de utilizar otros medios para garantizar su vida.

La clase social influye en prácticamente todos los aspectos de la vida de una persona. Esta no sólo debe medirse por la profesión e ingresos de los miembros de la familia sino también (como es medido actualmente) tomando en cuenta el género. La situación es controversial y si bien es cierto que a medida del paso de los años los ingresos de las mujeres se han mantenido en constante mejoría, el género sigue siendo un factor importante.

Un aspecto de las sociedades capitalistas ha sido la evolución del estado de bienestar, misma que implica la intervención de estado en el sistema de seguridad social y los servicios sociales. T. S. Marshall pensaba que la industrialización y la evolución del estado de bienestar da lugar a la extensión de los derechos humanos como los civiles, políticos y sociales.

Sin embargo, los sociólogos de tendencia marxista creen que el objetivo de las políticas de bienestar no es el de promover la igualdad, sino el de facilitar o reproducir el funcionamiento del capitalismo, pues creen que para el funcionamiento del mismo necesitan ganarse a los trabajadores.

La igualdad social es una forma de justicia social que propugna por un sistema socialmente justo cuando todas las personas potencialmente tienen básicamente las mismas posibilidades de acceder al bienestar social y poseen los mismos derechos políticos y civiles.

Éste, y muchos otros fueron los verdaderos objetivos de nuestra Constitución cuando fue promulgada en 1917, es y sigue siendo síntesis fidedigna de nuestro devenir histórico, político, jurídico y social.

En tal supuesto, podemos entender la igualdad social como una situación según el cual las personas tienen las mismas oportunidades o derechos en algún aspecto, es decir, la igualdad social es tratar a toda la gente por igual ante la sociedad.

Naturalmente, no podemos hablar de la igualdad a secas, sino que existen diferentes formas de igualdad, dependiendo de las personas y de la situación social particular. Por ejemplo: la igualdad entre el hombre y la mujer y la igualdad entre humanos de distintas razas (concepto vano y que ha despertado cánceres sociales como el racismo, la xenofobia y la discriminación en general).

Igualdad social vs. Discriminación: La eterna búsqueda

 

La Discriminación es el perpetuo obstáculo de la igualdad, es la situación en la que una persona o grupo es tratada de forma desfavorable a causa de prejuicios, generalmente por pertenecer a una categoría social distinta; como la raza, la orientación sexual, la religión, el rango socioeconómico, la edad y la discapacidad. Pero… ¿Discriminación en México?  

El término hace referencia al trato de inferioridad dado a una persona o grupo de personas por motivos raciales, religiosos, políticos, de sexo, de filiación o ideológicos, entre otros.

No cabe duda de que el racismo y la xenofobia son problemas graves que deben ser planteados en la actualidad mundial. Sin embargo, si el racismo es discriminación por raza y la xenofobia es la discriminación por nacionalidad, el debate imprescindible se desarrollará en el tema de discriminación.

Decir y argumentar que no existen comportamientos racistas es una falacia, que cuando procede de quienes ostentan el poder se convierte en un claro ejercicio de hipocresía y adquiere tintes de grave irresponsabilidad porque al obviar los restantes modos de discriminación los perpetúan, sabedores de que las recomendaciones no modifican los comportamientos.

Ninguna nación del mundo está a salvo de éste tipo de fobia o repulsión social. Según una encuesta en 2004 de Consulta Mitofsky, el 95% de los habitantes de la Ciudad de México considera que si existe discriminación para las personas discapacitadas físicamente, en un nivel igualmente alto (94%) se considera que existe discriminación para las personas con retraso mental, a las personas con SIDA (93%) y hacia los indígenas (91%).

Finalmente el 79% de los habitantes del Distrito Federal consideran que existe en México la discriminación por el color de su piel y dos tercios de los entrevistados lo creen así en las personas de baja estatura.

En la gran mayoría de los países existe discriminación contra los extranjeros y otras minorías. Ya sea por cuestiones religiosas, por razones de raza o por razones de sexo. Muchas veces, sin embrago, la legislación intenta ser un medio para combatir la discriminación, pero con frecuencia son precisamente estas leyes las que, de forma activa o pasiva, alientan prácticas discriminatorias, que por lo general aumentan de forma considerable en períodos de recesión económica.

 

Los esfuerzos para combatir la discriminación fueron, en ese sentido, casi inexistentes hasta la aprobación de la Carta de las Naciones Unidas en 1945, en el que se asentaba fomentar "el respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos los individuos sin distinción de raza, sexo, idioma o religión".