La Democracia se ha convertido más en utópica que el mismísimo libro de Tomas Moro. Ésta, obedece a los intereses de particulares y cuando no, o violenta los intereses de terceros, sucumbe ante su poder.
 
Desde 1946, los Estados Unidos han intentado derrocar 50 gobiernos, muchos de ellos, elegidos por vía democrática. En ese proceso, 40 gobiernos fueron invadidos y bombardeados, causando la pérdida de innumerables vidas.
 
Para el caso de México, sufrió un golpe de estado orquestado por el embajador Henry Lane Wilson en 1913 y fue invadido en 1914 y en 1917; En America Latina podemos nombrar los siguientes países en donde intervino de manera directa o indirecta a derrocar diversos gobiernos: El Salvador en 1932; Haití en 1934; Costa Rica en 1948; Cuba y Ecuador en 1961; Brasil en 1962; Guatemala en 1963; Republica Dominicana, Paraguay y Honduras en 1965; Chile, Argentina y Uruguay en 1973; Nicaragua en 1981; Granada en 1983; Panamá en 1989; Perú, Bolivia y Colombia en 1990 y recientemente en Venezuela en 2002.
 
¿Podemos hablar entonces de Democracia? Según palabras de Philip Agee, un exagente de inteligencia, a la CIA no le importaba si el gobierno fue constituido democráticamente si este afectaba de alguna manera sus intereses de seguridad, así como lo ha venido haciendo Estados Unidos, cuando durante la Guerra Fría se dedicó a colocar dictadores por todo nuestro continente y el mundo. Y este es sólo el caso de un país, pero también podemos hablar del caso soviético en Asia por ejemplo, de cuando invadía e imponía su ideología en los países del Este. 
 
Quiero pensar en la existencia de la democracia, sin descartar que ella haya sido maniatada y viciada por los intereses de particulares. Lo cierto es que nuestra democracia se limita a la opción de escoger entre varios candidatos que representan los intereses de uno u otro grupo que tiene su base de poder en la economía privada. Son empresarios a los que les conviene el candidato de izquierda o de derecha por que así verán satisfechas sus demandas y recibirán facilidades para su proyecto económico.
 
Aquí en México, los precandidatos gastan los anuncios y publicidad con dinero del erario público, dinero que ha venido financiando una errática democracia mexicana. La televisión es la gran ganadora de la democracia, simplemente en nuestro país, la publicidad de partidos y candidatos dejan en manos de los medios, setenta centavos de cada peso que el estado deja a los partidos para gestionarla.
 
Las televisoras ganan y definen la forma y el contenido de los mensajes políticos, maniatando las elecciones a sus intereses y al de otros particulares. Con la mercadotecnia se puede hacer ganar a cualquier persona a presidente municipal, diputado, senador o presidente de la república. Un ejemplo, la publicidad política fue determinante para que los mexicanos eligieran en el año 2000 a uno de los presidentes más ignorantes que se a tenido en la historia, siendo, paradójicamente, el mejor frente a las cámaras.
 
Si son los medios y principalmente la televisión quienes deciden cuales temas son noticiosos y quién aparece en la pantalla y quién no, estamos hablando de un poder suprainstitucional que controla a la sociedad y nuestra democracia. Hoy, la democracia es manejada por un número relativamente reducido de abogados y banqueros estadounidenses.
 
Debemos desarrollar una cultura democrática constante y capaz de implicar a los candidatos con los ciudadanos que votaron por ellos de tal forma de que cumplan sus promesas y así puedan cambiar las cosas, hay que exigir y no conformarnos con la clase política que se tiene, a la que el mexicano se ha acostumbrado a escuchar y decir mentiras desde la Colonia.
Asi lo creo yo pero... usted que opina?


Con permiso de El Fisgón