Este artículo pretende ser, y es probable que lo sea, uno de los más polémicos que se hayan escrito en esta página. A manera de denuncia, ciudadana, popular, y probablemente que muchos colimenses quisieran hacer, expondremos los datos biográficos de uno de los personajes más controvertidos de la política colimense: Fernando Moreno Peña.

 

En 1968, pese a las visitas de estudiantes de la UNAM y de la Universidad de Chapingo a la Universidad de Colima —entre agosto y septiembre de ese año— para informarles la situación del movimiento y demandar el apoyo de los universitarios colimenses, la dirigencia de la FEC se hizo de oídos largos cuando ocurrió la matanza de Tlatelolco. Tan se hizo sordo ante los hechos que pronto sus líderes se ubicaron del lado del Gustavo Díaz Ordaz y por las mismas fechas pidieron autorización al gobernador para que se cancelaran las clases de la Universidad de Colima por diez días, desde el 14 de octubre, con motivo de la celebración de las Olimpiadas. Por su puesto, la petición les fue concedida ante tan buenos títeres.

 

Años más tarde, durante la década de los setentas en Colima, la Federación de Estudiantes Colimenses protagonizó un movimiento estudiantil estatal, mismo, que en algunos periodos llegó a librar fuertes enfrentamientos con el gobernador en turno Pablo Silva García y Arturo Noriega Pizano. Este movimiento, lejos de parecerse al Movimiento estudiantil en México de 1968, fue una lucha de poder, en la que el presidente y gobernador, se disputaban terreno, y en la cual los líderes estudiantiles siempre mantuvieron una posición de respaldo al gobierno federal, y el federal, por su parte, de respaldo al movimiento.

Esta alianza con el gobierno de Luis Echeverría Álvarez, se vio concretada con la creación por parte de los principales dirigentes estudiantiles del llamado Grupo Universidad, desde el momento en que lograron el control de la rectoría de la Universidad de Colima, así como diversos cargos a través del PRI, siendo a la fecha los exlíderes de la FEC, Fernando Moreno Peña y Arnoldo Ochoa González, los más conocidos, ambos ocupado la gubernatura, el primero de 1997 a 2003 y el segundo de forma interina en 2005.


De los dirigentes estudiantiles, habría que agradecer a uno. El privilegiado necesitaba tener el perfil necesario que requería un político para ser miembro del partido estatal. Es entonces que Moreno Peña dio tintes de brillar entre los demás, se ganó a pulso ser galardonado, había encabezado movilizaciones que terminaron siendo reprimidas por el gobierno estatal y organizado secuestros de camiones y la toma de la Rectoría que fue llevada a cabo entre pleitos de facciones, situación que terminó con, inclusive, la muerte de algunos estudiantes,  desde ese entonces se martirizó el movimiento.

 

Por su esplendida conducta pro gobiernista y sus servicios prestados al gobierno federal seria premiado. Echeverria envió a Porfirio Muñoz Ledo (quien en los setenta fuera presidente nacional del PRI) a Colima para informar de una candidatura a diputado federal que seria otorgada a un líder estudiantil del estado. Los más sonados, nos siguen sonando el día de hoy: Fernando Moreno Peña y Arnoldo Ochoa González. Finalmente, Moreno fue el elegido por la cúpula priista, a Arnoldo, por su parte, le llegaría su turno en 1979.

Echeverria hacia esfuerzos por limpiar su imagen luego de la matanza de Tlatelolco cambiando la actitud del gobierno federal con las universidades y los estudiantes, intentando, decía Echeverria, “a generar otra vez los canales de comunicación, de acuerdo y de consenso”. Claro está, y la historia no me dejará mentir, que esos “lideres estudiantiles” estaban lejos de representar los ideales que planteaban aquellos estudiantes del 68 que terminaron exiliados en el extranjero, los afortunados, y los otros, inmiscuidos en actos de guerrilla en represalia por la represión gubernamental o como presos políticos.

Universidad: El PRI toma el control

El PRI llegó a la universidad para quedarse, y es que, si bien el movimiento pugnaba por libertades estudiantiles, terminó limitando la posibilidad al alumnado de exponer abiertamente su ideal político. Como ya fue expuesto, el llamado Grupo Universidad surgió en los años 70 con el apoyo inicial del ex presidente Luis Echeverría Álvarez. Este grupo fue encabezado por Humberto Silva Ochoa, personaje que fuera rector universitario, otorgara el grado de profesor emérito a López Portillo y que por tan ilustre acción fuera designado diputado federal, hoy por hoy, continua en la esfera política colimense.

El historiador colimense Héctor Porfirio Ochoa relata que el movimiento estudiantil del que nació el Grupo Universidad jamás tuvo relación, ni por supuesto se derivó de la lucha estudiantil de 1968 en el Distrito Federal. El grupo fue mas bien el instrumento priista para hacerse de la universidad… así las cosas. Mientras los estudiantes parecían estar supuestamente peleados (casi casi a muerte) con el entonces gobernador Arturo Noriega Pizano, estos mismos, tenían todo el apoyo del “presiso” Echeverría, mismo que aprobó la creación y proliferación de grupos porriles en el país a fin de contener los movimientos independientes, reales, para minimizar los otros y reprimirlos.

Hagamos memoria. En la matanza de corpus, por ejemplo, precisamente durante el gobierno echeverrista y a dos años de la matanza de Tlatelolco. Durante esta, una manifestación estudiantil en apoyo a los estudiantes de Monterrey, fue violentamente reprimida por un grupo paramilitar al servicio del estado llamado "Los Halcones".

A finales de 1970 profesores y estudiantes de la universidad neolonesa presentaron una ley orgánica que proponía un gobierno paritario y en marzo de 1971 llegó Héctor Ulises a la rectoría bajo esta nueva ley. El gobierno estatal, en desacuerdo, redujo drásticamente el presupuesto, lo que disgustó a los universitarios, y obligó al Consejo Universitario a aprobar un nuevo proyecto de ley que prácticamente suprimía la autonomía de la institución. Los universitarios comenzaron una huelga y se pidió solidaridad a las demás universidades del país. Tanto la UNAM, como el Instituto Politécnico Nacional (principales actores del movimiento del 68) respondieron inmediatamente y los estudiantes convocaron a una manifestación masiva en apoyo a Nuevo León el día 10 de junio.

Ese mismo día, un grupo de choque entrenado por la Dirección Federal de Seguridad y conocido como “los halcones” atacó brutalmente a los estudiantes, que intentaron inútilmente esconderse de los jóvenes armados. Dos contingentes chocaron, uno, aparentemente solidario con el movimiento iba armado y gritando consignas a favor del Che Guevara, el socialismo y el movimiento estudiantil, no obstante, se encontraban armados y atacaron a los estudiantes. Estas personas eran en realidad soldados encubiertos que fueron enviados ahí para sofocar los ánimos estudiantiles… de nueva cuenta. La policía no intervino porque no tenía órdenes de hacerlo y permaneció como espectadora permitiendo la masacre. El número de muertos fue sin duda superior a 30.

Esa misma noche Luis Echeverría anunció una investigación sobre la matanza y afirmó que castigarían a los culpables. El desenlace es por todos conocidos…

Nombres, nombres, nombres…

La sangre corrió también por Colima. Un hecho extraño y que facilitó la llegada del grupo porril echeverrista a la rectoría y a tomar el control absoluto de esta institución fue el asesinato del ex seminarista y líder estudiantil Benito Aguilar, quien fuera ultimado a balazos por su propio compañero Javier Valencia dentro del campus universitario.

Los que quedaron… vivitos y coleando, tomaron las riendas y se hicieron victimarios de la represión gubernamental, entre ellos se encontraba Humberto Silva Ochoa, Fernando Moreno Peña, Arnoldo Ochoa González y Juan José Farías Flores. Todos, se aprovecharon de tan “inusual” incidente para fortalecerse, paseando por las principales calles de Colima su féretro, hasta que llegaron a palacio de gobierno y recriminaron el suceso al mismísimo gobierno. Cosas del destino, tanto Aguilar como Valencia eran líderes estudiantiles y no, por lo menos hasta hoy conocidos, agentes del gobierno estatal. Provisionalmente vamos a creer su afiliación echeverrista.

Par limpiar culpas, lejos de acudir con un chaman para que le hiciese una sanación y de paso le exorcizara el “chamuco” como dicen por las calles, el ex presidente Luis Echeverría otorgó más apoyos económicos a la Universidad. Dos años después, Javier Valencia murió, sin causa alguna aparente en la cárcel… nunca se conocieron las causas del homicidio, ni de su muerte… según lo dijo en su tiempo el presidente del Comité de Derechos Humanos no Gubernamental, Efraín Naranjo Cortés.

Y se abrió el telón y comenzó la función… a partir de entonces, el Grupo Universidad comenzó a obtener posiciones políticas para sus miembros más “destacados”. Moreno Peña, de quien nos ocupamos esta vez, tenía tan sólo 23 años cuando fue elegido diputado federal. Luego Arnoldo y Humberto también llegarían a legisladores federales. Ex dirigentes de la Federación de Estudiantes Colimenses como Alfonso Muñiz Gaitán, Claudia Angélica Alcaraz Murguía y Adrián López Virgen fueron también, como ejemplo, diputados locales por el PRI.

El GU se fracturó por primera vez en 1989, durante la rectoral de Silva Ochoa a Moreno Peña, quien fuera el miembro más joven del club. Muchos integrantes se inconformaron por esta decisión pues creían tener meritos suficientes para el puesto. La corriente encabezada por Arnoldo Ochoa González y Juan José Farías Flores, quienes fueran en ese entonces posibles rectores, se separaron del grupo en medio de una bola de acusaciones entre ellos mismos. El caos por el poder.

Moreno entonces se perpetuo de la rectoría, siendo director de la máxima casa de estudios de Colima de 1989 a 1997…  aprox 8 años.

Gobierno

A finales de 1996 y comienzos de 1997, el Diario de Colima, que en ese entonces se encontraba en poder de otra cúpula de distintos intereses, se acusó a Fernando Moreno de delito de daño en propiedad ajena en agravio de su tío Enrique Moreno Díaz el 28 de diciembre de 1974, fecha en la que también, de acuerdo a los autos de Ministerio Público, profirió amenazas de muerte en contra de sus familiares con los que serian conocidos como “gorilas de la Federación de Estudiantes Colimenses”. Además de esto, fue acusado de secuestro y torturas por J. Guadalupe Alcaraz Moreno ante la PGJE por miembros del grupo estudiantil disidente José María Morelos, refiriéndose a los hechos que sucedieron el 17 de enero de 1984, en donde fueron reprimidos un grupo de estudiantes que luchaba por la democratización de la FEC.

 

Con la llegada de Moreno Peña a la gubernatura (del 1 de noviembre de 1997 hasta el 31 de octubre de 2003) es que se da su distanciamiento con quien fuera su protector, Humberto Silva Ochoa. Moreno entonces intentó consolidarse como único jefe político del GU, es decir, la Universidad y el gobierno. Para evitar esto, Silva Ochoa suscitó la creación de la Asociación de Ex Presidentes de la Federación de Estudiantes Colimenses, misma que exigía reformas a la Ley Orgánica de la Universidad de Colima, siendo, durante su segundo año de administración designado secretario general de Gobierno por FMP, cargo en el que estuvo hasta 2002, cuando dimitió el puesto para intentar ser candidato del PRI al gobierno colimense.

Humberto no se vio favorecido por Fernando, por que este último eligió como su sucesor a Gustavo Vázquez Montes, así que el primero de octubre de 2003, Silva Ochoa tomó protesta como diputado local, puesto en el que sólo estuvo tres meses, ya que el primero de enero de 2004 asumió la Secretaría de Desarrollo estatal, en tanto que Arnoldo Ochoa González fue designado secretario general de Gobierno por Gustavo Vázquez, ambas designaciones por mandato del mismísimo Moreno, situación que no agradó mucho a este ultimo.

Es, a finales de 2003 que la PGR comenzó una investigación para determinar si el ex gobernador de Colima, Fernando Moreno Peña, mantenía nexos con el narcotráfico, como fue anunciado por el Subprocurador de Investigación Especializada contra la Delincuencia Organizada el 28 de noviembre de ese año.

José Luis Santiago Vasconcelos (hoy fallecido junto con Juan Camilo Mouriño en el ya conocido “accidente” de error humano como nos expuso el señor Téllez) hizo referencia a diversos desplegados publicados en varios diarios en los que se involucra a Moreno con el narcotráfico. En ellos, se acusaba a Fernando Moreno Peña y a Jesús Antonio Sam López, en ese entonces Procurador de Justicia del Estado, de haber recibido dos millones de dólares, por dejar en libertad a Ramón Arellano Félix en 1998.

Dudas que matan

No sabemos, y es probable que jamás lo sepamos, si en realidad el entonces gobernador de Colima, Gustavo Vázquez Montes, falleció a causa de una falla mecánica de la aeronave en la que viajaba. La historia nos lleva a remontarnos a otros hechos con los que podemos suponer la falsedad de los hechos y desmentir la idea de que efectivamente se trató de un accidente, si es que tomamos por ejemplo, elementos externos.

Sin pretender abrir espacio a la especulación, las condiciones políticas que prevalecieron en el estado de Colima, la guerra declarada entre los diversos cárteles del narcotráfico de las que Colima es uno de los actores centrales y la disputa por la sucesión presidencial nos llevaron en ese entonces a intentar hilar hechos.

Ruptura con GVM

Gustavo Vázquez perdió la vida el 24 de febrero de 2005 cuando el avión en que viajaba se desplomó en Tzitzio, Michoacán, un lugar serrano que presuntamente es controlado por el narcotráfico. Al momento de su muerte, Vázquez Montes solo llevaba13 meses en su cargo, y a pesar de esto ya vivía inmerso en una severa crisis resultado de diferencias bastante profundas con su antecesor... Fernando Moreno Peña, el mismísimo “gober” que en sus excesos por imponer al hoy “San Gustavo” como su sucesor provocó la anulación de las elecciones de julio de 2003. Sin embargo, a pesar de esa anulación que decretó el Tribunal Federal Electoral, en las elecciones de diciembre de ese mismo año, Gustavo volvió a ganar la votación.

Gustavo Vázquez, quien fuera profesor normalista y militante priista de por vida llegó a la gubernatura gracias al apoyo brindado por el magisterio, cuya dirigente, Elba Esther Gordillo, hizo lo propio para mantener el control político en Colima, desde donde podía ampliar su influencia al sur del estado fronterizo de Jalisco. Vázquez Montes era uno de los pilares políticos del grupo de Elba Esther, un activista del grupo conocido como Los Tecos de la UAG, perteneciente al "grupo de los no alineados", gobernadores que se mantuvieron al Roberto Madrazo y el “Tucom”. Pero en el fondo, los afectos, las lealtades y sus esfuerzos políticos estaban con doña Elba, a quien le debía toda su carrera política.

Con Gustavo en el poder, Moreno se empeñó crear una especie de maximato, al obligar al gobernador a poner en su gabinete a tres de sus incondicionales: Jesús Antonio Sam López, como Coordinador de Seguridad Pública; Victórico Rodríguez Reyes, como Secretario de Administración, y finalmente José Gilberto García Nava, como Procurador estatal. Es decir, detrás de la imagen de Gustavo se escondía Moreno, quien mantenía el control de la administración del Gobierno, la policía estatal y la procuración de justicia.

Con tal poder, no nos cuesta trabajo cuestionar la autoridad y situación en la que se encontraba Gustavo. Moreno, en otras palabras, era amo y señor estatal manteniendo el control total del Gobierno de su sucesor, la universidad y el partido. Fue esta situación la que provocó, desde los primeros días de la administración vazquista, las primeras diferencias entre el nuevo mandatario y su sucesor, llegando la crisis a tal grado que el gabinete obedecía a 2 “gobers”.

Cosas de todos los días… ya para entonces la sociedad colimense se veía inmersa en un clima político de descomposición con las acusaciones a Moreno de 2003 y con el suceso de la madrugada del 4 de diciembre de 2003, en que, a las afueras del Congreso de Colima, aparecieron muertos de un tiro en la cabeza tres perros que llevaban los nombres de Fernando Moreno Pena, Gustavo Vázquez Montes y Antonio Sam López.

El mensaje, en su momento, se atribuyó al narcotráfico. Eran tiempos electorales y durante ellos crecían los rumores de que FMP mantenía vínculos con el narcotráfico. En respuesta a este mensaje, Moreno pagó un desplegado en varios periódicos locales en el que negaba tales vínculos y repudiaba el mensaje.

Fue esa "mafia", a la que se refería Moreno Peña, la que tenía un estrecho vínculo de  narcotráfico, con Tamaulipas. Más aún, es conocida la relación que existe entre esas dos entidades, como "el eje Colima-Tamaulipas". Según los especialistas, las playas de Colima por su carácter de extensas, poco explotadas y muy poco resguardadas, representan un paraíso para el arribo de una buena porción de la droga que llega a México. El caminito en otras palabras es este: de Colima la droga es transportada a Tamaulipas, y de allí a la frontera con Estados Unidos.

Luego de los rumores y la investigación de la PGR, se deslindó a Moreno del narcotráfico. A pesar de ello, las versiones no cesaron sobre su presunto vínculo con el crimen organizado. Pero en realidad las acusaciones más fuertes eran contra Jesús Antonio Sam López, quien con sus métodos estilo Durazo se ufanaba de "mantener a raya" al crimen en Colima. Sam López fue conocido como un policía represor, gustoso de la buena vida y que representó toda una calamidad para Gustavo.

En medio de el clima de estos enfrentamientos políticos, fue asesinado, el 13 de febrero de 2005, a las afueras de Wal-Mart en Colima el ex precandidato del PAN al gobierno estatal, Julián Martínez Ramírez, abogado que por cierto, meses antes, había promovido un juicio político en contra de Moreno. Otra vez, el crimen fue acreditado "al crimen organizado", pero nadie supo y al parecer nadie sabrá sobre el origen y la causa de ese crimen, sobre todo porque la policía y la impartición de la justicia en Colima estaban del lado del propio Fernando Moreno Peña.

Por si fuera poco, o como dijera la canción, “coincidencias tan extrañas de la vida”, es importante mencionar, otra vez en referencia a el Eje Colima-Tamaulipas, que en 2005 Fernando Moreno era delegado especial del PRI en Tamaulipas. Además, al momento en que se rescataban los restos del avión en que fallecieron el gobernador y otras personas, el grupo político de Moreno ya se disputaba la sucesión. Según la Constitución local, ante la ausencia del Gobernador, el Congreso local nombrará un gobernador interino, el que en un plazo no mayor de 60 días deberá convocar a nuevas elecciones, resultando éste Arnoldo Ochoa, amigo de toda una vida de Moreno, a quien respaldó Fernando para ser candidato en las elecciones de 2009 en que perdió con Mario Anguiano.

 

Elba Esther vs. Madrazo

La muerte de nuestro “gober”, hay que decirlo, significó una baja sensible para la profa Elba Esther Gordillo en su lucha contra Roberto Madrazo, de quien por cierto, Moreno fuera coordinador de campaña. La muerte de GVM pudo haber significado un duro golpe de los fernandistas sobre la maestra, quien terminó separándose del PRI y fundando su propio organismo político. Como ya se había expresado, Vázquez Montes era una pieza clave del SNTE para reposicionar a esa fuerza sindical y política en Jalisco, quizá, Madrazo en su afán por destruir a Elba utilizó la ayudita de uno de sus principales seguidores aquí en Colima. De igual forma, la alianza entre el SNTE y el grupo político de Los Tecos, oriundos de Tecomán, Colima, continúan con presencia en ese estado, sobre todo en la Universidad local.

Madrazo, con la muerte del fallecido gobernador, se presentó ante una oportunidad inigualable, la de sumar a sus filas uno de los gobiernos que parecían indecisos. Y es que Madrazo metió en Colima, a ordenes del mismo Moreno, al gobernador interino Arnoldo Ochoa, en otras palabras, a uno de los suyos.