Continuación...



Ahora, hablemos del rol de la iglesia en la Independencia de México, en donde excomulgaron a todos los sacerdotes que iniciaron las luchas independentistas.

 

A Miguel Hidalgo se le imputaron delitos de alta traición, crímenes y asesinatos, sedición, conspiración, y le obligaron a firmar una retractación por sus “errores” cometidos contra la persona del Rey y contra Dios. La orden fue dada por Francisco Javier Olivares, Obispo de Durango. Con un cuchillo le rasparon las manos y las yemas de los dedos al tiempo que exclamaban:

 

“Te arrancamos la potestad de sacrificar, consagrar y bendecir, que recibiste con la unción de las manos y los dedos... el hábito clerical y te desnudamos del adorno de la Religión y te despojamos; te desnudamos de toda orden, beneficio y privilegio clerical; y por ser indigno de la profesión eclesiástica, te devolvemos con ignominia al estado de hábito seglar...”

 

Luego con unas tijeras se le cortó algo de cabello, hasta que un peluquero terminó la operación, mientras se le decía:

 

“Te arrojo de la suerte del Señor, como hijo ingrato, y borramos de tu cabeza la corona, signo real del sacerdocio, a causa de la maldad de tu conducta.”

 

Al final del ceremonial de la degradación le entregaron a los jueces de la curia. El juez Abella le conminó para que expusiera las razones que tuvo para sublevarse contra el Rey y contra la Patria. El embargo de la condena fue: Excomunión y pena de muerte para Miguel Hidalgo por profesar y divulgar ideas exóticas: partidario de la Revolución Democrática Francesa. Por disolución social: al pretender independizar a México, del imperio Español. Luego de esto, fue fusilado y su cadáver decapitado; su cabeza fue enviada a Guanajuato y colocada en la Alhóndiga de Granaditas, junto a las de Allende, Aldama y Jiménez, donde permaneció por mas de 10 años. Actualmente, la iglesia con motivo del Bicentenario de la Independencia de México, a resaltado a este personaje, lo que nos indica la pobre visión histórica de algunos de sus jerarcas.

 

A Morelos no le fue mejor… fue acusado con los mismos cargos, y, durante los juicios eclesiásticos  fue acusado de violar el celibato al tener 3 hijos ilegítimos. Fue degradado y recibió las mismas raspaduras en las manos que Hidalgo. Uno de los principales cargos en su contra fue la Constitución de Apatzingán, que había sido condenada en Roma por el papa Pío VII, pues fue acusada de contener ideas contrarias a la fe católica. Finalmente fue declarado hereje por la inquisición, y fue fusilado de rodillas.

 

En los primeros años de México Independiente existió un presidente de nombre Valentín Gómez Farias, quien seria de los iniciadores en intentar cortar el gran poder de la Iglesia en México. Este, como toda la negra historia del clero en México, no termina como en un cuento de hadas. El triste fin de la historia fue: la Iglesia derogó la  constitución de 1824 en 1836, derrocando al gobierno de Valentín Gómez Farias.

 

Durante su primer interinato, Gómez Farías enfrentó las actividades sediciosas del clero y los centralistas conservadores; afiliado a las logias masónicas, y con apoyo de éstas, promovió la primera Reforma en 1833 mediante la cual los bienes de los descendientes de Cortés pasaron a poder de la nación y se destinaron a las tareas educativas, fueron secularizadas las misiones de California, se confiscaron las posesiones de los misioneros filipinos, se pusieron en subasta los bienes que detentaban los misioneros de San Camilo, los diezmos pasaron a ser voluntarios, desapareció la obligatoriedad civil de los votos eclesiásticos, se prohibió al clero vender los bienes que se encontraran en su poder, fue suprimida la censura de prensa en materia religiosa, la pena de muerte por delitos políticos quedó abolida; fueron cerrados el Colegio de Santa María de Todos los Santos y la Universidad de México, se decretó el establecimiento de la Biblioteca Nacional y la apertura de 6 centros especializados de educación superior; se ordenó al representante de México ante el Papa que pidiera la disminución de los días festivos y el Congreso resolvió que el Patronato, institución que durante siglos había dado a la corona española la atribución de nombrar curas, obispos y arzobispos, era un derecho de la nación.

 

Estos cambios, provocaron provocó una oleada de indignación entre la Iglesia y los conservadores que exigieron a Santa Anna su regreso, éste, mediante una asonada, provocó la disolución del Congreso y exilió a Gómez Farías.

 

De nueva cuenta, durante otro interinato debido a que Santa Anna dejó la presidencia para asumir el control directo de las tropas en la guerra contra Estados Unidos. Gómez Farías pretendió financiar la guerra con los bienes de la iglesia, lo que provocó en la Ciudad de México un motín que fue provocado por el clero, conocido como "Rebelión de los Polkos", en donde la iglesia mediante arengas levantó al pueblo en contra del gobierno. Santa Anna que combatía en el norte, regresó precipitadamente y destituyó a Gómez Farías.

 

Durante la Guerra de Intervención Estadounidense, se lleva a cabo un acuerdo vergonzoso con el ejército invasor en el que resalta la consigna de que cualquier mexicano que atentara contra la vida de un soldado norteamericano equivaldría a la comisión de un pecado mortal, que tendría por consecuencia la excomunión y pasar la vida en el infierno. Muchos mexicanos, ante el temor de aquella represalia, dejaron pasar a los invasores y tomar varias ciudades sin derramamiento de sangre. En un hecho reprobable, la Secretaria de Educación Pública no ha resaltado esta acción, mucho menos, ahora con el gobierno que vende la visión conservadora. ¿Por qué el acuerdo? Ante el temor por parte de la iglesia católica de que los estadounidenses expropiaran sus bienes por ser ellos protestantes y terminar así con el predominio de la religión en México, orilló a estos a formar un pacto en el que Estados Unidos se comprometía a no tocar los bienes del clero y este a su vez a persuadir a los feligreses.

 

Las penurias y pobre economía mexicana se hicieron notar. México venia de 10 años de lucha contra España, en donde se llevaron todo el dinero y no dejaron absolutamente nada con que comenzar las finanzas del país. Los 9 años siguientes se combatieron los intentos de reconquista españoles, y unos meses después un levantamiento en Michoacán. En cuatro años comenzó la Independencia de Texas y 2 años después se perdió la Guerra de los Pasteles contra Francia. Luego de 5 años, la invasión estadounidense fue inminente. Las diferencias entre uno y otro país eran evidentes, en forma militar, político y económica. En este lapso de tiempo siempre existió la lucha entre los liberales y conservadores, federalistas y centralistas, como se les desee llamar. En cambio, Estados Unidos jamás luchó contra una iglesia que organizaba golpes de estado, derogaba constituciones, movía al pueblo en su contra, extorsionaba políticos, que derrocaba y asesinaba a gobernadores y presidentes y que tenia presencia política en el país.

 

Un ejemplo, en febrero de 1858, el arzobispo Lázaro de la Garza y Ballesteros en una de las homilías dijo: “Hijos míos, tenéis que salir a matar liberales, por que en la misma medida que matéis liberales, estaréis mas cerca de la exoneración total, de la indulgencia plenaria y del paraíso; para vosotros y para quien se apellide como vosotros.” La guerra, se había desatado.


Continuará...